Valtravieso

Familia González Beteré
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  • País
    España
  • Región
    Castilla y León
  • Extensión del dominio
    73 ha
  • Producción total
    600.000 botellas/año
Valtravieso

Valtravieso nos traslada a un territorio singular dentro de la Ribera del Duero: uno de los páramos (sitio ausente de abrigo o protección) calizos más altos de esta región, a más de 915 m de altitud. Desde este lugar único se ubican los viñedos y la bodega. En pleno corazón de la Ribera del Duero, en un enclave singular del término vallisoletano de Piñel de Arriba, a 26 kilómetros de Peñafiel, se levanta Bodegas Valtravieso, rodeada de su viñedos de su propiedad, al estilo de un château bordelés.

La historia de Bodega Valtravieso (VT) se remonta al año 1985, fecha en la que se plantaron las primeras cepas dentro de la Finca llamada “La Revilla”. Tuvieron que pasar más de 10 años para que saliera al mercado la primera añada de la bodega. Era 1996, y el primer vino el Valtravieso Crianza del 94. Desde ese momento, la bodega fue ampliando poco a poco su producción hasta que en el año 2002 la familia González Beteré adquirió la bodega y marcó el inicio de una nueva época para la firma.

En 2007, y con el propósito de ampliar la producción de ese momento, se construyó una nueva bodega con más capacidad y mejores medios. La bodega está inspirada en el interior de una barrica, con techos de madera elevados y curvados. La bodega cuenta con más de 4.500 metros cuadrados de superficie y un viñedo de 73 hectáreas dividido en 4 pagos: La Revilla (el primero de todos ellos), Santa María, El Buey y El Obispo. Para llevar a cabo el propósito de elaborar grandes vinos de la Ribera del Duero aprovechando los recursos de la naturaleza, en Valtravieso se valen de tres elementos básicos: la altitud, el suelo y el viñedo.

El viñedo de Valtravieso se ubica a mayor altitud que la media del viñedo de esta D.O., a 915 metros frente a los 800 de promedio de la región. El suelo es de escasa profundidad, en general poco fértil y con un elevado contenido en caliza activa y especialmente pedregoso. Respecto al viñedo, este se trabaja al 80% con fincas que son propiedad de la bodega y las tres principales variedades plantadas son la Tinta Fina (Tempranillo), la Cabernet Sauvignon y la Merlot.

La nave de barricas cuenta con unas 2.500 piezas de roble francés nunca mayores de 3 años, y algunos depósitos flextank y hormigón completan el conjunto; una gran plataforma permite caminar por encima de las barricas.

Además, la bodega dispone de un laboratorio propio para poder analizar el vino durante todo el proceso de elaboración, una nave de embotellado y botellero capaz de almacenar hasta un millón de botellas y una sala de catas con vistas a la Finca de La Revilla. Se persigue la más alta calidad en todos los procesos, con la mínima intervención tanto en el campo como en las elaboraciones. Así, se consigue vinos de altura, en páramo calizo, con una personalidad y estilo únicos en la zona, elegantes, de acidez natural.

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