Fue en 1835 cuando el joven Manuel María González Ángel fundó González Byass e inició, así, una larga y apasionada andadura dedicada al mundo del vino.
Manuel Mª encontró el mejor apoyo para iniciarse en el fascinante negocio del Jerez en su tío materno, José Ángel, Tío Pepe. Él fue quien le enseñó todo sobre el vino Fino hasta el punto de darle nombre a la solera fundacional en cuyas botas aún hoy puede leerse “Solera del Tío Pepe”. Así empieza a forjarse la leyenda del Fino más famoso de España y del mundo.
Animado por el continuo desarrollo de las exportaciones y el creciente éxito de su empresa, Manuel María González decidió asociarse con Robert Blake Byass, su agente en Inglaterra, a quien en una carta escrita en 1844 le recomendaba vender un vino “excepcionalmente pálido…” fueron las primeras botas de Tío Pepe enviadas al Reino Unido donde tuvieron una magnífica acogida. La alianza comercial entre las familias Byass y González se mantuvo hasta el año 1988 cuando la familia Byass se retiró del negocio y la bodega pasó a los descendientes directos de Manuel María González.
La pasión de la familia González por el vino le ha llevado no solo a extender la cultura del vino de Jerez por todos los rincones del mundo sino a convertirse también en una Familia de Vino, que representa fielmente la diversidad enológica de España. Siguiendo este camino, hace más de 30 años que González Byass ha ido incorporando bodegas de zonas emblemáticas de España. Entre ellas se encuentran Bodegas Beronia -D.O.Ca. Rioja-, Viñas del Vero -D.O. Somontano-, Cavas Vilarnau -D.O. Cava-, Finca Constancia -V.T. Castilla-, Finca Moncloa -V.T. Cádiz-, Beronia Verdejo -D.O. Rueda- y Pazos de Lusco -D.O. Rías Baixas. En 2016, la compañía da el salto al Nuevo Mundo con la incorporación de la bodega familiar chilena Veramonte.
Hoy en día González Byass, después de haber adquirido Bodegas Croft, se ha convertido en la bodega más importante y de mayor envergadura del marco de Jerez. A las 650 hectáreas de viñedos situados en los mejores pagos de Jerez (Macharnudo, Carrascal y Brujena), con las que contaba González Byass, ahora hay que añadir las viñas de Croft. Todo ello le permite superar una producción anual de más de 42 millones de botellas.