Angelo Gaja representa sin duda la mejor imagen del vino italiano. En 1961 se hizo cargo de la bodega familiar, fundada en 1859 en las colinas de Langhe. Con una propiedad de un centenar de hectáreas, sólo elabora vinos a partir del fruto de sus propios viñedos, introduciendo nuevas técnicas en la región (como la utilización de barricas nuevas de roble francés). Sus vinos son una referencia a nivel mundial.
Después de sus estudios en Alba, Montpellier y Bourgogne en 1961 donde había aprendido y realizado múltiples prácticas profesionales, sobre las diferentes formas del cuidado de las viñas y la vinificación. Angelo Gaja aplicó cambios revolucionarios en el Piamonte. En su momento dio lugar a una controversia pero hoy sabemos que su aportación fue fundamental.
Los criterios de calidad de Angelo Gaja son muy estrictos, por primera vez desde los tiempos de la filoxera, un cosechero de Barbaresco limitó las podas de sus viñedos a 8 yemas por cepa – en lugar de las 24 habituales – con toda la fuerza concentrada en tan pocos racimos los vinos alcanzaron una increíble intensidad.
Sus Nebbiolo, elaborados con la cepa tinta más fina del norte de Italia, el Dolcetto y el Barbaresco han dado una nueva celebridad a los vinos tintos del Piamonte.
En la actualidad, Angelo Gaja vive en Barbaresco con su mujer Lucia y sus tres hijos, Gaia, Rossana y Giovanni que representan la quinta generación de la familia. La bodega cuenta con 102 hectáreas de viñedo en los distritos de Barbaresco y Barolo.
En 1994, la familia adquirió su primera propiedad en la Tosacana, Pieve di Santa Restituta en Montalcino, y en 1996 se hizo con una segunda propiedad también en la Toscana, Ca’Marcanda situada en el distrito de Bolgheri.