El Domaine Follin-Arbelet está situado en Borgoña, en el centro del pueblo de Aloxe-Corton. La empresa ha nacido recientemente, pero su propietario, Frank Follin-Arbelet, desciende de una antigua familia de Aloxe-Corton. Después de sus estudios de geología, Frank Follin-Arbelet, decide dedicarse a la viticultura, primero con una pequeña parcela alquilada, luego amplía el negocio comprando numerosos viñedos.
Situado en el corazón del pueblo de Aloxe-Corton, el Domaine Follin-Arbelet explota y vinifica una gama muy fina de denominaciones de origen en la comuna y sus alrededores, compuesta por tres Grand Crus tintos, un Grand Cru blanco, cuatro Premiers Crus tintos y una denominación de origen de pueblo "Village". En la actualidad, la finca tiene una superficie de 6 hectáreas. La gran mayoría de los viñedos están plantados con pinot noir, a excepción de un grand cru blanc de chardonnay. El trabajo en el viñedo y en la bodega sigue las tradiciones, respetando el medio ambiente y la naturaleza, con el objetivo de producir vinos de calidad que sean la expresión típica del terruño.
La carta de vinos es representativa de los mejores terruños de la ladera de Corton. Aunque procede de una antigua familia de Aloxe-Corton que en su día fue propietaria de prestigiosas denominaciones, Franck Follin-Arbelet es el primer descendiente que se dedica a la viticultura y a la elaboración de vinos. Tras estudiar Geología en Montpellier, optó por volver a Borgoña y hacer de la viticultura su profesión. Comenzó en 1990 con una primera parcela de Aloxe-Corton, que alquiló; a ésta le siguieron los Premiers Crus en 1993, y luego los Grands Crus.
Las bodegas están situadas en el centro del pueblo de Aloxe-Corton, en un entorno magnífico y notable. La hermosa propiedad familiar, construida en 1764, es de típica arquitectura borgoñona, con una vivienda en el primer y segundo piso, un almacén y una bodega en la planta baja, y bodegas en el sótano. Los sótanos, sin duda los más profundos del pueblo, son especialmente fríos y húmedos. Allí se ha excavado un pozo. Estas condiciones, aunque a veces son un poco espartanas para la cata, son por otro lado especialmente beneficiosas para el desarrollo y la maduración de los grandes vinos.
Los grandes vinos son el resultado de grandes terruños perfectamente potenciados por un trabajo cuidadoso y natural, una vinificación sencilla y sin pretensiones, y una maduración y un embotellado bien gestionados, ninguno de los cuales debe descuidarse. Los periodos de crianza varían de 16 a 20 meses dependiendo de las denominaciones y la añada.
