Bodegas Arfe
Luis Arroyo Felices, era en el año 2000 director técnico del Grupo Garvey, y soñaba con tener una pequeña bodega para cuando se jubilara. Le faltaban muchos años. Los acontecimientos se fueron precipitando de tales formas que decidió salir del Grupo Garvey y acometer una 'jubilación enológica anticipada'. Dejó su importante cargo y se dedicó a su pequeño y soñado negocio. En 2015 lo hizo realidad. Las primeras botellas de su palo cortado De La Cruz 1767 salieron al mercado. Sólo 1.000 cajas de seis, exactamente 6.000 botellas.
El proyecto empezó en el año 2000 con la búsqueda de un casco de bodega de tamaño y condiciones apropiadas para el nacimiento de su jerez de autor.
La encontró en uno de los barrios más flamencos y curiosos de Jerez, lleno de historia y arte, que además corresponde a la cota más alta de la ciudad, donde fue en su momento parte de la firma más antigua de Jerez, Cabeza y Zarco, que aunque oficialmente se fundó en el año 1750, en el archivo de la misma hay documentos que prueban su mayor antigüedad, remontándose a 1653.
Luis Arroyo decidió empezar de cero en su bodega, Arfe, iniciales de sus dos apellidos. Optó por elaborar un auténtico vino de autor desde el principio, detalle que en sí mismo, y en Jerez, constituye una gran novedad. Seleccionó los mejores 'mostos', todos de la cosecha del año 2000 de una cooperativa de Chipiona. En realidad no eran mostos en el verdadero sentido de la palabra, sino vinos sobretablas ya encabezados a 18º. La cantidad necesaria para poder llenar sus 216 botas, ni una más, ni una menos. Las botas las compró con 40–50 años de media Adquirió exactamente 108.000 litros. Y posteriormente, cada año fue y va seleccionando y comprando 3.500-4.000 litros de 'mostos' (no apto para menores) para ir rociando la segunda criadera. Luis Arroyo no vinifica ni encabeza. Sólo cría y dirige sus vinos hacia lo que quiere, palo cortado. Lo cual de alguna manera viene a crear un nuevo concepto del palo cortado, un claro diseño de palo cortado.
El proyecto empezó en el año 2000 con la búsqueda de un casco de bodega de tamaño y condiciones apropiadas para el nacimiento de su jerez de autor.
La encontró en uno de los barrios más flamencos y curiosos de Jerez, lleno de historia y arte, que además corresponde a la cota más alta de la ciudad, donde fue en su momento parte de la firma más antigua de Jerez, Cabeza y Zarco, que aunque oficialmente se fundó en el año 1750, en el archivo de la misma hay documentos que prueban su mayor antigüedad, remontándose a 1653.
Luis Arroyo decidió empezar de cero en su bodega, Arfe, iniciales de sus dos apellidos. Optó por elaborar un auténtico vino de autor desde el principio, detalle que en sí mismo, y en Jerez, constituye una gran novedad. Seleccionó los mejores 'mostos', todos de la cosecha del año 2000 de una cooperativa de Chipiona. En realidad no eran mostos en el verdadero sentido de la palabra, sino vinos sobretablas ya encabezados a 18º. La cantidad necesaria para poder llenar sus 216 botas, ni una más, ni una menos. Las botas las compró con 40–50 años de media Adquirió exactamente 108.000 litros. Y posteriormente, cada año fue y va seleccionando y comprando 3.500-4.000 litros de 'mostos' (no apto para menores) para ir rociando la segunda criadera. Luis Arroyo no vinifica ni encabeza. Sólo cría y dirige sus vinos hacia lo que quiere, palo cortado. Lo cual de alguna manera viene a crear un nuevo concepto del palo cortado, un claro diseño de palo cortado.
