Muchada-Léclapart

Alejandro Muchada y David Léclapart
No podemos encontrar productos que coincida con la selección.
Muchada-Léclapart
En el año 2010, Alejandro Muchada conoció al elaborador de champagne David Léclapart. Fascinados por los terruños y la historia de Jerez, ambos decidieron emprender un proyecto conjunto para ofrecer una nueva visión muy particular de los vinos tranquilos de la zona: Muchada-Léclapart. Con tres hectáreas de viña situadas en el pago 'Miraflores' y el pago 'Abulagar', conducidas en biodinámica, empezaron a elaborar sus primeras botellas en el 2016.



Tanto David Léclapart como Alejandro Muchada, se consideran vignerons y confían plenamente en el trabajo respetuoso de la viña. Desde 2011, cuando se conocieron por primera vez, comparten esa inquietud por la biodinámica, por la promoción de suelos vivos y por la transcendencia de la agricultura y el vino.



Su clave reside en buscar la mejor materia prima (con la selección de sus parcelas de tierras de albariza y palomino antiguo), encontrar su expresión más delicada (con su viticultura biodinámica) y conservar ese valor (con una vinificación de mínima intervención).



Muchada-Léclapart sólo hace vino con uva procedente de sus propios viñedos, cuidados por ellos mismos. Todos sus vinos son parcelarios y en ningún caso proceden de uva de otros viticultores.



Las parcelas se localizan en Sanlúcar de Barrameda y en Chipiona en los pagos más cercanos al Océano Atlántico y en orientación al poniente, al frescor de la brisa marina, lo que permite trabajar con una maduración equilibrada sin un grado alcohólico elevado; ideal para hacer un vino blanco seco de graduación natural.



Tres hectáreas divididas en tres parcelas diferentes: La Platera, Miraflores Alta y Camino del Puerto.



En bodega, todos los detalles cuentan para Muchada-Léclapart. Se concentran meticulosamente para no estropear la materia prima que llega. La primera decisión es fundamental: el momento de recogida de la uva, que busca mantener la tensión y el equilibrio de una buena maduración para un vino blanco seco. Tras decidir el día, comienza la vendimia, que se recoge manualmente, a primera hora para evitar que la uva se caliente, y se prensa directamente con una cuidada prensa de Champagne que durante cuatro horas extrae delicadamente el jugo de los racimos.



Posteriormente todo está pensado para minimizar los movimientos, ya que cada vez que se mueve el vino, pierde cualidades. Así, comienza la fermentación de forma espontánea sin añadir levaduras seleccionadas ni ácidos, tan sólo una mínima cantidad de sulfuroso (menos de un 10% de lo habitual), y se dejan con sus lías durante nueve meses sin tocar.



Finalmente se embotella sin filtrar ni estabilizar en frío, para mantener todos sus matices y aromas. Todas las botellas presentan poso, por lo que se aconseja mantener la botella en posición vertical dos semanas antes de degustarla, abrirla sin agitarla y decantarla si es posible.

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