Drappier destilados
La historia de los muros de esta casa, habitadas hoy por la familia Drappier, se remonta al siglo XII, cuando Sant Bernard hizo construir en Urville un anexo a la Abadía de Clairvaux. El viñedo que rodea hoy estas cavas cistercienses, son el orgullo de la casa. Viñedos lo más cerca de la naturaleza, dan vida a racimos ricos de complejos aromas que permitirán la elaboración de champagnes con carácter y ricos en aromas.
El viñedo Drappier se extiende sobre 100 hectáreas y representa la mejor baza de la casa. Desde 1808, esta familia ha sabido seleccionar parcelas particularmente bien expuestas y extremadamente calcáreas, situadas en su mayor parte alrededor de Urville, donde el Pinot Noir, mayoritariamente, encuentra su más bella expresión y permite producir vinos aromáticos muy elegantes. También controlan unos pocos viñedos en la Côte des Blancs y la Montagne de Reims, aparte de la Côte des Bar dónde se encuentra la bodega.
La combinación de estupendos viñedos, suelos calizos y calcáreos de gran calidad, vinificaciones muy respetuosas con poca adicción de sulfuroso y dosages bajos con un licor de expedición envejecido en damajuanas, hace que los vinos de esta bodega sean de primera categoría. Una de las características del champagne de la bodega Drappier es que no se preocupan de la homogeneidad de sus vinos, sino que buscan la máxima expresión de cada cuvée. Los Milléssimes maduran en la cava excavada en 1870 en Reims; en cambio, el resto envejece en la cava del siglo XII de Urville construida por los monjes cistercienses de la Abadia de Clairvaux.
La bodega perdura desde 1808, cuando la Michel Drappier plantó sus primeros viñedos y es alabada por los críticos de todos el mundo pese a producir pocas botellas pero de una excelente calidad. Alrededor de 1930, el sucesor de la época, Georges Collot, decidió plantar Pinot Noir en Urville, siendo burlado y nombrado por sus vecinos como "Padre Pinot" aunque la historia decidió darle la razón y hoy en día representa el 75% de los viñedos de la zona. En la actualidad, su nieto Michel Drappier es quien está al cargo de la compañía, pese que los coupages de cada uno de sus champagnes se deciden por consenso entre las tres generaciones y el "chef de cave".
El viñedo Drappier se extiende sobre 100 hectáreas y representa la mejor baza de la casa. Desde 1808, esta familia ha sabido seleccionar parcelas particularmente bien expuestas y extremadamente calcáreas, situadas en su mayor parte alrededor de Urville, donde el Pinot Noir, mayoritariamente, encuentra su más bella expresión y permite producir vinos aromáticos muy elegantes. También controlan unos pocos viñedos en la Côte des Blancs y la Montagne de Reims, aparte de la Côte des Bar dónde se encuentra la bodega.
La combinación de estupendos viñedos, suelos calizos y calcáreos de gran calidad, vinificaciones muy respetuosas con poca adicción de sulfuroso y dosages bajos con un licor de expedición envejecido en damajuanas, hace que los vinos de esta bodega sean de primera categoría. Una de las características del champagne de la bodega Drappier es que no se preocupan de la homogeneidad de sus vinos, sino que buscan la máxima expresión de cada cuvée. Los Milléssimes maduran en la cava excavada en 1870 en Reims; en cambio, el resto envejece en la cava del siglo XII de Urville construida por los monjes cistercienses de la Abadia de Clairvaux.
La bodega perdura desde 1808, cuando la Michel Drappier plantó sus primeros viñedos y es alabada por los críticos de todos el mundo pese a producir pocas botellas pero de una excelente calidad. Alrededor de 1930, el sucesor de la época, Georges Collot, decidió plantar Pinot Noir en Urville, siendo burlado y nombrado por sus vecinos como "Padre Pinot" aunque la historia decidió darle la razón y hoy en día representa el 75% de los viñedos de la zona. En la actualidad, su nieto Michel Drappier es quien está al cargo de la compañía, pese que los coupages de cada uno de sus champagnes se deciden por consenso entre las tres generaciones y el "chef de cave".
