Cita con el Beaujolais...

Cita con el Beaujolais...
15 de noviembre de 2023 33 visualizaciones
Cita con el Beaujolais...

Le Beaujolais Nouveau est arrivé! Al reclamo de este eslogan, se festeja simultáneamente en tabernas y restaurantes de 110 países la llegada de la nueva cosecha de Beaujolais. Es una celebración que tiene lugar, desde hace décadas, cada tercer jueves de noviembre. Y no se reduce exclusivamente a dicha jornada, sino que, durante los días y semanas posteriores, millones de aficionados al vino acudirán a probar la última añada de este simpático tinto galo, en una suerte de rito vinícola hedonista que tiene también mucho de marketing.

Elaborado con la cepa gamay en una comarca de 55 kilómetros de longitud con 23.000 hectáreas de viña que linda al norte con Mâcon (Borgoña) y al sur con la ciudad de Lyon, el Beaujolais nuevo se comercializa a las pocas semanas de la vendimia, tras una rápida fermentación semi-carbónica (cuatro días con racimos enteros) y sin el menor paso por barrica.
 
Descarado como un chicle de fresa, es un tinto joven y frutal, de precio muy asequible, que se sirve frío y se consume rápido. Hasta los más exigentes wine lovers le profesan simpatía, como símbolo universal de una clase de vinos en ascenso, que algunos llaman de trago largo, de fresqueo o describen alegremente con la onomatopeya glu-glú.Celebrar cada mes de noviembre el Beaujolais es más propio de grupos de amigos que de compromisos sociales o citas sentimentales. Aunque se trate de un hallazgo de la mercadotecnia, que ayuda a comercializar en tiempo récord cerca de 20 millones de botellas –casi la mitad en el mercado de exportación–, nadie quiere perderse ese ritual festivo en horario de tardeo del tercer jueves del mes. 
 
Aunque el invento fue tildado en su día como “marketing de boina”, por haber surgido de la inventiva de los viticultores, hay que reconocer el mérito de sus impulsores para convertir un vino sencillo en un símbolo. Y, para los aficionados con ganas de explorar la región o el estilo, es la puerta de entrada incuestionable a sus hermanos mayores, los 10 grands crus del Beaujolais, que tienen derecho a lucir en la etiqueta el apellido de su pueblo, diez municipios icónicos que suman apenas 6.660 hectáreas al norte de la denominación pero que producen lo más granado de la zona, desde el septentrional Juliénas hasta el meridional Brouilly. Todos estos grands crus pasan un breve tiempo por madera y tienen capacidad de mejorar en botella, ganando con los años complejidad, elegancia y expresión del terruño.

Crédito de la foto: © Vins du Beaujolais / Etienne Ramousse.

 

Con un abanico muy variado de suelos, silíceos, calcáreos, arcillo-calcáreos, de esquistos, graníticos e incluso volcánicos, unidos a la influencia de los micro-climas, la edad de las cepas, la exposición solar de las viñas, la poda y el saber hacer de cada viticultor, el resultado final suele ser diferente en función del village del que proceda el vino, presentando perfiles bien diferentes, pero siempre con aromas florales, frutales y especiados de un rara finura: violeta, frambuesa o casis en Brouilly y Côte-de-Brouilly; rosas, violetas marchitas y grosella en Chénas; peonias y flor de iris en Chiroubles; ciruela en Fleurie; regaliz en Juliénas; albaricoque, kirsch y vainilla en Morgon; fresa y fruta madura en Moulin-à-Vent; casis y caramelo inglés en Régnié; fruta de hueso, kirsch y ciruela en Saint-Amour.
 
Anímense a descubrir los vinos parcelarios de productores de culto como Jean Foillard, Domaine Thillardon, Nicolas Chemarrin, Domaine de Saint-Cyr, Laurence & Remi Dufaitre, Mee Godard o Philippe Viet… Y comprobarán que ese vino nouveau de 2023 que vamos a descorchar estos días con la alegría de lo efímero –y que no debería consumirse más allá del próximo verano– es sólo la punta del iceberg del Beaujolais.
 
Una región vitivinícola fascinante que ha crecido siempre a la sombra de su hermana mayor Borgoña, sin alcanzar jamás los laureles y cotizaciones millonarias de esta; pero que ha sabido erigirse, en las últimas décadas, como símbolo de un determinado tipo de tintos ligeros cada vez más en boga. Vinos sin aditivos ni maquillaje, puros, limpios, sin levaduras comerciales, excesos de roble ni otros procesos que puedan enturbiar su origen y carácter. Vinos para consumir sin ceremonias, fáciles de entender, de beber y de disfrutar.

Por Juan Manuel Bellver, director de Lavinia España.

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