

Las islas han sido siempre sinónimo de placer. Estos paraísos terrenales, rodeados de aguas cristalinas y paisajes idílicos, albergan también algunos de los terroirs más singulares del mundo vitivinícola. Los vinos elaborados en islas capturan la esencia del mar y el sol, ofreciendo perfiles únicos que reflejan las particularidades de su entorno. En este artículo, te invitamos a saborear el encanto de los vinos isleños a través de un recorrido por algunas de las regiones vinícolas insulares más destacadas: Azores, Madeira, Canarias, Baleares, Córcega, Sicilia, Nueva Zelanda… ¡Acompáñanos!
Azores: Oasis volcánico
Las Azores son un archipiélago portugués ubicado a unos 1.600 km al oeste de Lisboa compuesto por nueve islas de origen volcánico. Su posición única en la Corriente del Golfo propicia un clima oceánico templado, con temperaturas suaves todo el año… y la posibilidad de experimentar todas las estaciones en un solo día. Sus suelos son tremendamente ricos en minerales e imprimen un perfil distintivo a las variedades locales (verdelho, arinto, terrantez, saborinho…), con vinos marcadamente salinos, frescos, minerales y con una acidez vibrante bajo las denominaciones Pico, Biscoitos y Graciosa o las indicaciones regionales Açores.
Una de las imágenes destacadas de Azores es el Paisaje de Viñedos de la isla de Pico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por su singularidad, la plantación en campos de lava de roca basáltica y las técnicas de cultivo ancestrales. Las viñas se cultivan en 'currais', pequeñas parcelas colindantes, protegidas del viento y del mar por muros de piedra que se extienden paralelos y perpendiculares a la costa.
Madeira: La joya del Atlántico
Madeira es un pequeño archipiélago situado a unos 600 km de la costa africana (y unos 500 km al norte de las Islas Canarias), marcado por un clima casi subtropical y por unos suelos volcánicos de elevada acidez con el basalto como protagonista. La región es famosa por sus vinos fortificados extremadamente longevos, elaborados con las variedades sercial, verdelho, boal o malvasía, que vivieron su etapa dorada –al igual que los otros grandes generosos de la época– durante la expansión de las rutas comerciales inglesas entre los siglos XV y XVIII. También elabora vinos tranquilos, dulces y espumosos bajo la DOP Madeirense y la IGP Terras Madeirenses que se distinguen por la frescura, mineralidad y salinidad tan característica de la isla.
Canarias: Singularidad y diversidad
Canarias es un archipiélago español compuesto por ocho islas de origen volcánico ubicado a poco más de 100 km de la costa africana. Un paraíso bendecido con una temperatura media de 22 ºC en invierno y 26 ºC en verano y 3.000 horas de sol al año. El Atlántico, los vientos alisios, los suelos volcánicos, un complejo relieve que favorece la existencia de múltiples microclimas y una viticultura específica (como el cordón trenzado en Tenerife o los hoyos excavados en la ceniza volcánica en Lanzarote) confieren un carácter único a sus vinos, elaborados con las variedades autóctonas listán blanco, listán negro, malvasía, baboso negro, vijariego… Se han identificado cerca de 135 uvas diferentes y más de 40 no existen en ninguna otra parte del mundo. Los vinos canarios brillan por su diversidad y originalidad, reflejada en una decena de sellos de calidad que avalan su excelencia: Ycoden-Daute-Isora, Abona, Valle de Güimar, Tacoronte-Acentejo y Valle de la Orotava en Tenerife; Lanzarote, La Palma, Gran Canaria, La Gomera y El Hierro y la denominación regiona Islas Canarias.




Baleares: Placer mediterráneo
Cuenta con dos denominaciones de origen (Pla i Levant y Binissalem, ambas en Mallorca) y seis IGP (Illes Balears, Mallorca, Illa de Mallorca, Eivissa, Formentera y Serra Tramuntana). El Mediterráneo imprime gran sutileza y equilibrio a sus uvas, entre las que encontramos variedades francesas (cabernet sauvignon, merlot, syrah, chardonnay) y variedades locales, como callet y mantonegro (la primera más extendida en Pla i Levant y la segunda en Binissalem). Los vinos baleares son vinos florales, silvestres, que se distinguen por su singularidad y territorialidad. Vinos irresistiblemente mediterráneos, bebibles y placenteros.
Córcega: La isla de la belleza
“El sol le hizo tanto el amor al mar que acabaron engendrando Córcega”. El escritor y piloto francés Antoine de Saint-Exupéry, autor de 'El principito', describió así en 'Tierra de los hombres' esta isla francesa de perfil montañoso, cristalinas aguas azul turquesa y kilómetros de vides que se extienden por sus idílicos valles y laderas.


Encontramos viñedos casi en la totalidad de la isla, marcados por la diversidad de los suelos (esquistos al este y en el norte, graníticos al sur y al oeste, sedimentarios en el centro y calcáreos en el norte y en el sur), la influencia marítima y, por supuesto, el clima mediterráneo, que regala inviernos suaves, primaveras precoces y lluviosas y más de 2.000 horas de sol al año, el mayor promedio de Francia.
El viñedo corso cuenta con varios crus (Patrimonio, Ajaccio y Muscat du Cap Corse), denominaciones village (Coteaux du Cap Corse, Calvi, Sartène, Figari y Porto Vecchio) e IGP (Île de Beauté, Méditerranée).
El viñedo corso cuenta con varios crus (Patrimonio, Ajaccio y Muscat du Cap Corse), denominaciones village (Coteaux du Cap Corse, Calvi, Sartène, Figari y Porto Vecchio) e IGP (Île de Beauté, Méditerranée). Se cultivan sobre todo variedades autóctonas, como la sciacarello o la nielluccio, que dan lugar a vinos muy aromáticos, frutales y frescos, sin apenas crianza en madera, lo que los hace muy versátiles y perfectos para descorchar en cualquier ocasión.
Sicilia: El gigante del Mediterráneo
Sicilia es la isla más grande del Mediterráneo y posee una rica historia vinícola que se remonta al siglo VIII a. C., cuando los griegos introdujeron la viticultura en la isla. El mosaico de suelos sicilianos es diverso, desde los suelos volcánicos de las laderas del Etna hasta los calcáreos y arcillosos en las regiones occidentales y del interior de la isla. El sol mediterráneo y las brisas marinas crean condiciones óptimas de cultivo y hace casi innecesario el uso de químicos y pesticidas, por lo que gran parte de su viñedo es ecológico.
Sicilia cuenta con una única DOCG (Cerasuolo di Vittoria), una veintena de DOC (Sicilia, Etna, Siracusa, Palermo, Pantelleria, Vittoria, Moscato di Pantelleria, Marsela...) e IGT como Terre Siciliane. Las variedades nativas como nero d'avola, nerello mascalese y grillo producen vinos potentes y expresivos, aunque la isla es también famosa por la elaboración de vinos dulces fortificados como los moscato o los marsala.
Otras islas en el Mediterráneo: Porquerolles y Chipre
Porquerolles es una pequeña isla situada en el parque nacional de Port-Cros, en el archipiélago de Hyères. Un terroir excepcional en la Costa Azul en el que los vinos de la denominación Côtes de Provence adquieren un carácter genuinamente isleño. Domaine de l'Ile, propiedad de la mítica maison Chanel, elabora aquí un blanco y un rosado orgánicos con distintivas notas a mar, a brisa marina y a pino.
Chipre posee una de las historias vinícolas más antiguas del mundo, con evidencias de producción de vino que se remontan a más de 5. 000 años. La isla es famosa por el commandaria, un vino dulce fortificado elaborado con las variedades autóctonas xynisteri y mavro, considerado uno de los más antiguos conocidos.


Nueva Zelanda: Un paraíso vinícola en el Pacífico
Nueva Zelanda, país insular compuesto por dos islas principales (Norte y Sur), dispone de una destacada industria vinícola de fama internacional y muy enfocada en la viticultura sostenible. Su terroir se beneficia de un clima marítimo fresco, influenciado por la Corriente Circumpolar Antártica (la mayor corriente oceánica de la Tierra) y protegido por la barrera que forman los Alpes del Sur.
Las regiones vinícolas más conocidas son Marlborough, famosa por su sauvignon blanc de aromas tropicales y cítricos; Martinborough, donde se elaboran pinot noirs muy elegantes y complejos; Central Otago, la región más meridional del mundo para el cultivo de uvas, que produce excelentes pinot noirs con notas de cereza negra y especias; Waipara, con veranos cálidos y secos, otoños frescos y una variedad de suelos que permite la producción de vinos con gran expresión de terroir, o Hawke's Bay, donde destacan la chardonnay y los tintos 'Bordeaux Blend' elaborados con distintas proporciones de las variedades 3P1LP bordelesas merlot, cabernet franc, cabernet sauvignon, malbec y petit verdot.
Descubre el encanto de los vinos insulares. Desde la salinidad vibrante de las Azores hasta la mineralidad volcánica de Sicilia, cada botella cuenta una historia de su origen. Te invitamos a disfrutar de estos vinos que te acercan el sabor de las islas y a compartir tus experiencias con nosotros. ¿Cuál es tu vino insular favorito? Visita la selección de vinos isleños de nuestra web y déjanos tu comentario.