Embárcate en un exclusivo tour enológico
por Burdeos, Champagne, Borgoña y Beaujolais,
¡y vive una experiencia única en cada botella!
¿Pensando en las vacaciones? ¿Preparándolas? ¿Disfrutándolas ya? Este año te proponemos un viaje a través del paladar… ¡a Francia! Nuestros vecinos están considerados referente en la elaboración de vino de calidad (¡es prácticamente imposible hablar de vino en cualquier parte del mundo sin mencionar el país galo o sus viñedos!) y han exportado su saber hacer por todo el mundo.
Borgoña, Burdeos y Champagne son probablemente las regiones más conocidas y prestigiosas –aunque han recorrido diferentes caminos a lo largo de su historia para alcanzar este estatus–, y es aquí precisamente donde dirigiremos nuestros pasos durante las próximas semanas. A lo largo de este viaje, hablaremos de sus uvas, sus suelos, sus denominaciones más famosas... ¿Quieres conocer sus principales características? ¡Acompáñanos!
Además, te contamos los destinos turísticos imprescindibles de cada región, por si quieres llevar el viaje más allá de tus papilas gustativas.
La región vinícola más próxima a España es Burdeos, a poco más de 150 km de la frontera con el País Vasco, por lo que es allí donde empezaremos nuestro viaje. ¿Comenzamos?
PLAN DE VIAJE
Descubre la magia de Burdeos, Champagne, Borgoña y Beaujolais,
destinos imprescindibles para los amantes del vino
BURDEOS, EL REINO DE LOS CHÂTEAUX
Burdeos irradia la elegancia, la pasión por los grandes placeres de la vida y el encanto de otra época. Famosa por sus tintos complejos y poderosos y sus vinos dulces de podredumbre noble, reúne la mayor extensión de viñedo AOC de Francia, con 60 denominaciones, y algunos de los vinos más prestigiosos y deseados del planeta, elevados a la categoría de artículo de lujo.
UBICACIÓN
Burdeos se sitúa al suroeste de Francia, en torno al estuario del Gironda, frente al océano Atlántico, y se extiende 100 km tierra adentro. No en vano, su nombre viene de au bord de l’eau, al borde del agua.
Los ríos Dordoña y Garona, cuyos cauces se unen en el estuario, dividen la región de manera natural:
- La rive droite (orilla derecha), al norte del Dordoña, reúne las regiones septentrionales. Aquí se encuentran las AOC Blaye, Côtes de Blaye, Fronsac, Pomerol, Saint-Emilión, Côtes de Bordeaux…
- Entre-deux-Mers (entre dos mares), entre ambos ríos, se sitúa en el centro de la región y destaca por sus blancos frescos y ligeros.
- La rive gauche (orilla izquierda), al sur del Garona, se subdivide en Graves y Sauternes (aguas arriba de Burdeos, con AOC como Pessac-Léognan, Graves, Barsac o Sauternes) y Médoc (aguas abajo, en una península entre el estuario y el Atlántico, con AOC como Médoc, Saint-Estèphe, Pauillac o Margaux).
UVAS
Si Borgoña se caracteriza por la “monovarietalidad” (chardonnay para blancos, pinot noir para tintos), Burdeos disfruta de más variedades y de mayor flexibilidad: merlot, cabernet sauvignon, cabernet franc (y petit verdot, malbec y carménère) y las blancas sémillon, sauvignon blanc, muscadelle (y ugni blanc, colombard, merlot blanc, ondenc y mauzac). En una generalización muy amplia, la cabernet sauvignon domina en la rive gauche. Y la merlot, y en menor medida la cabernet franc, en la rive droite.
SUELOS Y CLIMA
Burdeos es una región relativamente llana y con poca altitud, marcada por la proximidad del Atlántico, la corriente del Golfo, los ríos Garona y Dordoña y su desembocadura en el ancho estuario del Gironda. El resultado, temperaturas moderadas sin grandes oscilaciones térmicas, precipitaciones abundantes, altos niveles de humedad y notables diferencias entre añadas. En la orilla derecha encontramos suelos calcáreos y arcillocalcáreos y en la izquierda, mayor presencia de gravas, que favorecen la regulación hídrica de las viñas.
MÁS ALLÁ DEL TERROIR
Geografía, historia e intervención humana han sido decisivas en el desarrollo de Burdeos como una región de vinos de calidad. La unión, en 1152, entre Leonor de Aquitania y Enrique Plantagenet convirtió la región en territorio inglés y disparó la exportación, favorecida por su proximidad al mar. Asimismo, Burdeos reivindica el arte del ensamblaje: las características específicas de cada variedad, suelo y microclima se unen en una alquimia impecable y precisa que brinda vinos complejos y potentes que agradecen el paso del tiempo.
LA CLASIFICACIÓN DE LOS VINOS DE BURDEOS
La clasificación de 1855 es, probablemente, la más famosa del mundo del vino. Con motivo de la Exposición Universal de París, Napoleón encargó a la Cámara de Comercio que elaborara "una lista completa de los vinos tintos bordeleses clasificados, así como de nuestros grandes vinos blancos". La lista establecía varios niveles (cinco para los tintos de Médoc y tres para los blancos dulces de Sauternes y Barsac), siendo el mejor el primero, en función de la reputación del château durante el siglo anterior.
Durante todos estos años, solo se ha modificado una vez, en 1973, para la promoción de Château Mouton Rothschild de deuxième a premier grand cru classé, aunque ha sido complementada por clasificaciones más recientes:
- La clasificación de Graves (1953), por municipio y tipo de vino (tinto o blanco), con un nivel.
- La clasificación de Saint-Émilion (1955), con dos niveles (premier grand cru classé y grand cru classé), se revisa cada 10 años.
- La clasificación Crus Bourgeois (2003) recoge los grandes vinos del Médoc que fueron excluidos de la clasificación clásica.
- La clasificación Crus Artisans (1989), con un nivel, distingue la calidad y el valor de pequeñas propiedades de Médoc.
¿QUÉ ES LA VENTA EN PRIMEUR?
La venta en primeur o venta en primicia consiste en comprar el vino antes de su salida al mercado, cuando todavía está en la barrica. El precedente de vender el vino antes de estar terminado se remonta a principios del siglo XVII, pero es en los años 1970 cuando se institucionaliza el evento y Burdeos está considerada la cuna de la venta en primicia.
Durante la Semaine des Primeurs, en abril, los bodegueros abren las puertas de sus châteaux para que distribuidores, compradores y medios de comunicación de todo el mundo caten y puntúen sus nuevas añadas desde la barrica, aproximadamente dos años antes de que salgan al mercado.
Además de asegurar disponibilidad, este sistema permite adquirir las botellas a un precio más ventajoso.
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QUÉ VER EN BURDEOS
Conocida como la pequeña París, Burdeos es una coqueta ciudad portuaria con una arquitectura clásica y neoclásica impresionante. Su centro histórico, creado en el Siglo de las Luces, forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco y tiene más 350 monumentos históricos.
Algunos imprescindibles: el Viejo Burdeos, con sus estrechísimas callejuelas y sus edificios de los siglos XVII-XVIII; la catedral gótica de San Andrés, la torre Pey-Berland, la basílica de San Miguel, la Porte Cailhau, la Grosse Cloche, la Plaza de la Bolsa (y el famoso Espejo de Agua), el Puente de Piedra (con 17 arcos, las letras de Napoleón Bonaparte). La Ciudad del Vino es un must para winelovers, con 14.000 m2 dedicados al vino a través del tiempo y de las distintas culturas.
También hay mucho que ver y hacer alrededor de Burdeos: un paseo en barco por el estuario con destino a la ciudadela de Blaye, el pueblo costero de Arcachón y la duna de Pilat (la más alta de Europa), Saint-Émilion, la isla de Ré, las cuevas de Lascau, el lago de Biscarrosse, los castillos de Brede o Cadillac, Cognac, Biarritz…
CHAMPAGNE, EL PARAÍSO DE LAS BURBUJAS
En la segunda etapa de nuestro viaje ponemos rumbo a Champagne, la región que da nombre al espumoso más célebre, asociado al lujo y las grandes celebraciones. Sus festivas burbujas a veces hacen olvidar que el champagne es ante todo un vino, espumoso, pero vino. Para ser exactos, el champagne es un tipo de vino espumoso elaborado en la región de Champagne por el método champenoise, que explicaremos a continuación. En este sentido, conviene evitar la expresión “champagne francés”. Si es champagne, es francés.
UBICACIÓN
Ubicada al noreste de Francia, a unos 150 km al este de París, Champagne es la región vitivinícola más septentrional. Su zona de producción, delimitada por una ley de 1927, abarca poco más de 34.000 hectáreas y cubre un vasto territorio, principalmente en los departamentos de Marne y Aube.
El viñedo de Champagne se divide en 4 grandes subregiones vitícolas:
- La Montagne de Reims, al norte, se encuentra entre los ríos Marne al sur y Vesle al norte. Este promontorio de bordes ondulantes se extiende de este a oeste a lo largo de 30 km y 6-10 km de ancho. Abundan los suelos arenosos y arcillosos sobre rocas cretáceas, areniscas y margas y, en la parte superior de las laderas, las cretas. Predomina la pinot noir.
- La Vallée de la Marne se extiende en laderas escarpadas a ambos lados del río homónimo. La zona más oriental, cerca de Épernay, contiene mayoritariamente pinot noir. Según nos alejamos hacia el oeste, la meunier se vuelve mayoritaria.
- La Côte des Blancs, al sur de Épernay y paralela al Valle del Marne, es un paisaje de laderas y cimas onduladas a lo largo de 15 km cuyos acantilados de creta se han convertido en el terroir soñado para la chardonnay, a la que debe su nombre.
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La Côte des Bar, más al sur, al sureste de Troyes, es un mosaico de viñas, intercaladas con pequeños valles verdes en el que reina la pinot noir. La Côte des Bar se encuentra en el borde de esa franja donde la tiza se encuentra con la arcilla (una mezcla margosa de piedra caliza y arcilla que se conoce como suelo Kimmeridgian).
Podemos hablar de una quinta subregión, los Coteaux Vytriats, al sureste de Châlons-en-Champagne, que se caracteriza por sus suelos de tiza, perfectos para el cultivo de la uva chardonnay.
Todas estas regiones se dividen en un mosaico de microterruños con su propia identidad. Champagne reúne 319 municipios o crus, decenas de millares de lieu-dits, 280.000 parcelas ¡y 16.000 viticultores!
UVAS
Las variedades principales son pinot noir, chardonnay y meunier. La chardonnay se encuentra principalmente en la Côte des Blancs; aporta finura, mineralidad, potencial de envejecimiento y aromas florales. La pinot noir, en la Montagne de Reims, el este del Valle del Marne y la Côte des Bar; proporciona cuerpo, potencia y aromas de frutas rojas. La meunier se encuentra en la parte oeste del Valle del Marne; da potencial aromático y redondez. El viñedo se completa con una pequeñísima proporción (apenas un 0,03%) de arbanne, petit meslier, pinot blanc y pinot gris.
SUELOS Y CLIMA
La región de Champagne tiene doble influencia climática: oceánica y continental. Una aporta precipitaciones regulares y la otra, inviernos fríos y veranos cálidos a frescos. Las viñas se encuentran en las zonas más expuestas al sol, generalmente en las laderas de las pequeñas montañas. Este paisaje de suaves colinas se forma hace decenas de millones de años por el hundimiento del centro de la cuenca parisina y la consiguiente elevación de las partes norte y este, y de los sedimentos que forman el característico suelo calcáreo de Champagne, como la creta o tiza, formada por fósiles marinos.
MÁS ALLÁ DEL TERROIR
El champagne representa un estilo de vida vinculado a la sofisticación y el lujo. Asociado a celebraciones y ocasiones especiales, su consumo va mucho más allá del brindis o el aperitivo. Como evocan las palabras de Napoleón, Coco Chanel y otros tantos personajes, cualquier momento es bueno para beber champagne. También en la mesa: su acidez y sus características burbujas limpian el paladar, suavizan el picante y armonizan con todo tipo de platos, desde los entrantes hasta el postre, lo que lo convierte en una bebida tremendamente versátil.
EL MÉTODO DE ELABORACIÓN CHAMPENOISE
El método tradicional o champenoise se caracteriza por que el vino realiza una segunda fermentación en botella, en la que desarrolla las burbujas. Pero este prodigio efervescente es el resultado de una elaboración rigurosa y precisa desde el viñedo hasta el etiquetado.
La vendimia, prensado y fermentación de cada variedad por separado permite obtener el vino base. Tras la fermentación, se hace el coupage o ensamblaje (mezcla de los vinos base) y se añade el licor de tiraje, compuesto por levaduras y azúcar, que activa la segunda fermentación, ya en botella.
Las botellas se colocan en rima (horizontalmente) durante un mínimo de 15 meses, que se amplía a 3 años para los millésimes. Al terminar la crianza, comienza el removido: las botellas se colocan en pupitres y se van girando progresivamente para colocarlas en punta o cabeza abajo para que los sedimentos se depositen en el cuello de la botella y se expulsen gracias a la presión durante el degüelle (cuando se abra la botella).
Para compensar la pequeña cantidad de vino que se pierde, la botella se rellena con licor de expedición, compuesto de azúcar disuelto en vino. El dosaje dependerá del tipo de champagne que se desee obtener: inferior a 3 g de azúcar por litro para los brut nature y superior a 50 g para los champagnes dulces. Tras la dosificación, se pone el tampón de corcho sujetado por un bozal y voilá.
QUÉ VER EN CHAMPAGNE
Champagne representa la Francia tranquila. Una región donde reina el gótico y un destino ideal para viajeros con buen paladar y tiempo para recorrerla sin prisas. Villas medievales, monasterios, paisajes fluviales, un poco de queso AOC Le Champenois de Langres…
Reims y Épernay son las ciudades principales y dos imprescindibles a visitar. La Catedral Notre-Dame de Reims es uno de los edificios más importantes del arte gótico en Europa (y el lugar donde se coronaron los reyes de Francia durante 1.000 años), con una arquitectura y unas vidrieras espectaculares. También merecen una visita la basílica de Saint-Remi, el Palacio de Tau, la Puerta de Marte, la Plaza Real, el Parque de Champagne, el mercado Boulingrin, la biblioteca Carnegie... Reims está considerada la capital del art déco, que dominó en su reconstrucción tras la I Guerra Mundial. Es una ciudad para callejear y disfrutar de restaurantes, brasseries y una deliciosa (y contundente) gastronomía local: jamón de Reims, paté, jabalí, quesos de la AOC Chaource, pan de Reims, biscuit rose…
Épernay, considerada la capital del champagne, ofrece dos musts para champagnelovers: la Avenue de Champagne, conocida popularmente como “los Campos Elíseos del champagne” y en la que se encuentran las principales maisons (algunas ofrecen visitas a sus bodegas subterráneas), y el Museo del Champagne.
Otros destinos destacados en la región: Châlons-sur-Marne, con la iglesia de Nôtre-Dame-en Vaux y la Catedral de St-Etienne, dos obras maestras del gótico con fabulosas vidrieras; St-Amand-sur Fion y Bar-le-Duc, con sus casas con entramado de madera en la fachada; Troyes, con su catedral y sus cinco iglesias góticas; el canal Rin-Marne, apto para turismo fluvial; un paseo en barco por el Mau; el hayedo de Verzy, en el parque natural Montagne de Reims… Además, la región ofrece hermosos paisajes de viñedos y oportunidades para realizar actividades al aire libre, como senderismo (hay más de 5.000 km de camino señalizados) y paseos en bicicleta por los viñedos.
BORGOÑA, LA EXPRESIÓN DEL TERROIR
Borgoña es una de las regiones más antiguas e importantes de Francia. La tradición vitivinícola se remonta a la época galorromana, hace más de 2.000 años. Desde entonces, monjes, duques, négociants, viticultores… han contribuido a dar fama al viñedo borgoñón, uno de los más prestigiosos y venerados en el mundo. Sus vinos representan la finura, la elegancia, la sutileza, pero lo que realmente la distingue es su concepto del terroir y sus célebres climats, que la convierten en una región tan fascinante como compleja.
UBICACIÓN
Borgoña se sitúa al este del país y sus viñas crecen a lo largo de una franja de unos 230 km desde Chablis, al norte, hasta Beaujolais, al sur, con más de 30.000 hectáreas de viñedo repartidas en 7 AOC regionales (52%), 44 villages (47%) y 33 grands crus (1%). Desde el punto de vista administrativo, Chablis y Beaujolais pertenecen a Borgoña, pero sus vinos tienen entidad propia y suelen ser objeto de mención aparte.
El viñedo de Borgoña se divide en tres zonas:
- La Côte d’Or: se ubica en una estrecha franja de colinas de noreste a suroeste, entre Dijon y Chagny, sobre una falla provocada en la prehistoria por el hundimiento de la llanura del Saona. La Côte d’Or se divide a su vez en dos zonas: la Côte de Nuits y la Côte de Beaune. La Côte de Nuits es una estrecha franja de ladera (20 km de largo y tan solo 200 m de ancho en algunas partes) entre Dijon y Corgoloin. Produce principalmente tintos, con denominaciones ilustres como Vosne-Romanée, Chambolle-Musigny o Gevrey-Chambertin. La Côte de Beaune, al sur de la Côte de Nuits, se extiende a lo largo de 20 km de norte a sur, entre Ladoix-Serrigny y las laderas de Maranges. Tintos (Pommard, Volnay, Aloxe-Corton…) y blancos (Puligny-Montrachet, Corton-Charlemagne, Meursault…) se reparten este excepcional terruño.
- La Côte Chalonnaise, prolongación natural de la Côte de Beaune, es un paisaje salpicado de colinas de 25 km de largo por 7 km de ancho. Considerada la cuna geográfica del crémant de Borgoña, produce tintos de color rubí y blancos delicados.
- El Mâconnais, el terroir más meridional, es una región vitivinícola con acento sureño en la que los paisajes ondulados al norte alternan con acantilados monumentales al sur (25 km de largo y 10 km de ancho entre Sennecey-le-Grand y Saint-Vérand), especializada en blancos elaborados con chardonnay (80% del viñedo). Los monjes desempeñaron un papel especial fundamental en la región, casi más que en cualquier otra, potenciada por la abadía de Cluny (fundada en 909 por Guillermo I, conde de Mâcon) y la tradición benedictina del ora et labora (orar y trabajar).
UVAS
Borgoña reivindica la “monovarietalidad”: chardonnay para blancos, pinot noir para tintos (con permiso de la aligoté, con su propia AOC Bourgogne Aligoté, y la gamay, ya en Beaujolais). Se trata de variedades que reflejan muy bien el terruño y es aquí precisamente donde está la magia (y la dificultad) de Borgoña. El concepto de terroir está profundamente arraigado en su cultura e historia: las diferentes parcelas tienen su propia designación y se vinifican por separado desde tiempos remotos. Por eso, aunque se emplee la misma uva y se elabore de la misma manera, un mismo pueblo puede dar vinos muy diferentes.
SUELOS Y CLIMA
Borgoña es una región interior, rodeada de colinas y pueblos medievales, bajo la influencia del clima continental. Se caracteriza por inviernos fríos con heladas frecuentes y veranos cálidos y cortos. Hace millones de años, la región estaba bajo un gran océano: el subsuelo es principalmente calcáreo y en el suelo superior hay piedra caliza de diferentes tamaños, más o menos rica en fósiles marinos, con arcilla, rocas, gravas, arenas y limos. La presencia de antiguos arrecifes de coral descompuestos y fósiles marinos distingue los blancos de Chablis y de la Côte de Beaune.
MÁS ALLÁ DEL TERROIR
Climat es el término borgoñón para designar la parcela vitícola, que se distingue por una combinación de características ligadas al suelo, subsuelo, altitud, orientación e inclinación de las viñas e intervención humana. Minuciosamente delimitado desde hace siglos (muchos datan de la Edad Media) y prácticamente inalterado desde entonces, cada climat tiene su nombre, historia, carácter y lugar en la jerarquía de los crus. El nivel de detalle es tal que permite vincular un vino a su lugar de origen con extrema precisión… y origina un viñedo extraordinariamente fragmentado, con más de 1.200 parcelas.
APRENDER A DISFRUTAR LOS VINOS DE BORGOÑA
Los climats dibujan un mar de microparcelas a lo largo de una delgada franja desde Dijon hasta Santenay, al sur de Beaune, declarado patrimonio mundial de la Unesco en 2015. Cada una con su propio nombre (algunos tan ilustres como Chambertin, Romanée-Conti, Clos de Vougeot, Corton, Montrachet...), peculiaridades y características diferenciadas. Además, las leyes de sucesión otorgan los mismos derechos a todos los hijos, que van heredando la parte proporcional de la propiedad, ya de por sí pequeña, de sus antecesores. ¡Incluso una hilera de un viñedo puede pertenecer a distintas personas! Si a esto sumamos que hay un centenar de denominaciones (algunas de las cuales pueden referirse a viñedos individuales), Borgoña resulta una región fácil de disfrutar, pero difícil de explicar.
Viajar por ella a través del paladar, comprender el espíritu y el estilo de cada sitio, perfila un recorrido muy preciso que comienza en el vino genérico, donde se aprende a reconocer el varietal. De ahí se pasa al vino de pueblo, donde se trata de identificar el estilo y la personalidad de ese pueblo, y luego se da el salto a los premiers crus y grands crus, donde se descubre la grandeza de una parcela de talla mundial.
Es un viaje para paladares interesados, que invita a prestar atención y que se disfruta más cuando se conoce un poco la zona. Además, son vinos muy gastronómicos, que requieren una comida a la altura, elegante, fina, elaborada y muy de la zona.
QUÉ VER EN BORGOÑA
Borgoña es una invitación al descubrimiento, la degustación y el intercambio. Si quieres explorar la región no solo con el paladar, sino escapándote allí, no dejes de visitar Dijon, la ciudad de los 100 campanarios, donde también encontrarás el palacio de los duques de Borgoña, ni los hospicios de Beaune, antiguo hospital del siglo XV de estilo gótico flamígero, célebre por su viñedo de 60 hectáreas. Otros destinos recomendables: Chablis; el castillo del Clos de Vougeot; Chalon-sur-Saône; las abadías de Cluny y de Saint Philibert de Tournus; Vézelay; la catedral de Saint-Étienne de Sens; la basílica románica del Sacré Cœur y los santuarios de Paray-le-Monial…
En clave wine lover, la Ruta de los Grandes Vinos de Borgoña o la Cité des Climats et Vins de Bourgogne, que comparte su rica tradición vinícola a través de tres centros de visitantes, uno principal en Beaune y dos adicionales en Chablis y Mâcon. Y tampoco hay que pasar por alto opciones como un paseo en bicicleta (la vía verde entre Chalon-sur-Saône y Mâcon permite descubrir los viñedos y el patrimonio de la zona a lo largo de 70 km) o un crucero por el canal de Nivernais.
BEAUJOLAIS, MUCHO MÁS QUE "NOUVEAU
Beaujolais es una región vinícola francesa llena de encanto, rodeada de paisajes pintorescos y colinas cubiertas de viñedos, famosa en todo el mundo por el Beaujolais Nouveau. Este vino joven, fresco y afrutado, considerado el principal embajador de la nueva añada, sirve como excusa para conocer sus 12 denominaciones, especialmente sus 10 crus, más complejos y estructurados, con muchos (y muy distintos) vinos por descubrir gracias a su clima templado y a la variedad de suelos, que aportan a sus vinos una riqueza y una diversidad únicas.
UBICACIÓN
Beaujolais se sitúa al este de Francia y se extiende al sur de Borgoña y al norte de Lyon. Limita al norte con Pouilly-Fuissé y la zona del Mâconnais, al sur con los montes del Lyonnais, al este con el valle del Saône y al oeste con los montes del Beaujolais, ya cercanos al Macizo Central.
Suma 147 pueblos en 96 municipios (85 en el departamento del Ródano y 11 en el de Saône-et-Loire), 55 kilómetros de norte a sur, 25 de este a oeste y una superficie de 35.000 hectáreas, unas 22.000 de viñedo, repartidas en más de 60.000 parcelas y más de 3.000 productores.
Sus vinos se clasifican en tres categorías:
- Beaujolais: su zona de producción se extiende por 72 comunas, principalmente en el sur de la región. Acoge blancos, rosados y tintos como Beaujolais y rosados y tintos como Beaujolais Nouveau.
- Beaujolais Villages: se encuentra en la parte norte de la región, rodeando los 10 crus. Sus vinos, también susceptibles de versión nouveau, son esencialmente tintos. Los producidos en la parte sur de la denominación son fáciles de beber y afrutados; los del área central son más ricos y estructurados y los de la zona de los crus, más robustos y redondos.
- Crus: pese a la fama del Beaujolais Nouveau, la clave de la región son sus parajes privilegiados o crus, poseedores de su propia denominación de origen. Ocupan una cuarta parte de la superficie de la región, se concentran especialmente en la mitad norte: Brouilly, Chénas, Chiroubles, Cóte de Brouilly, Fleurie, Juliénas, Morgon, Moulin-à-Vent, Régnié y Saint-Amour. Producen 50 millones de botellas al año, todo tinto, y no tienen permitido elaborar Beaujolais Nouveau.
UVAS
La variedad de referencia de la región es la gamay (nombre completo, gamay noir à jus blanc, gamay negra de mosto blanco). Resultado de un cruce entre pinot noir y gouais, esta uva tinta de maduración temprana es conocida por su capacidad para reflejar el terroir, con una tipicidad muy diversificada, y por su versatilidad. Tanto los tintos como los rosados son monovarietales de gamay; solo los primeros, ya representan el 90% de la producción. Los blancos se elaboran con chardonnay.
SUELOS Y CLIMA
Beaujolais presenta un paisaje de relieves ondulados, a 200-500 m. El clima es semicontinental, con inviernos rigurosos, primaveras húmedas, veranos cálidos y secos y otoños apacibles. La diversidad del subsuelo de Beaujolais, con cientos de millones de años de historia, propicia uno de los patrimonios geológicos más ricos y complejos de Francia: granitos o gneis, rocas volcánicas silíceas, areniscas, esquistos, margas, arcillas, depósitos aluviales… se combinan ¡en más de 300 perfiles de suelo diferentes!
MÁS ALLÁ DEL TERROIR
La gamay brinda vinos muy diferentes, gastronómicos y prácticamente universales en términos de maridaje: Brouilly (finos, equilibrados), Chénas (estructurados, sedosos), Chiroubles (frescos, expresivos), Cóte de Brouilly (expresivos, enérgicos), Fleurie (florales, sedosos), Juliénas (minerales, elegantes), Morgon (elegantes, largos, con capacidad de envejecer), Moulin-à-Vent (vinos de guarda, complejos, estructurados), Régnié (ligeros, frutales, minerales) y Saint-Amour (finos, equilibrados, frutales).
BEAUJOLAIS NOUVEAU
No podemos hablar de Beaujolais sin dedicar unas palabras al Beaujolais Nouveau. Este vino joven, fresco y afrutado está considerado el primer vino del año y tiene hasta su propio día, el tercer jueves de noviembre. Una fecha señalada en el calendario winelover mundial, cuando se presenta por todo lo alto al grito de “Le beaujolais nouveau est arrivé!”. La vendimia ha tenido lugar apenas dos meses antes y el mosto ha fermentado durante unas semanas en toneles, en general por el método de maceración carbónica. El resultado, un vino lleno de vida, para beber tan pronto como sea posible, en su momento más fresco y frutal.
QUÉ VER EN BEAUJOLAIS
Rodeada por el Macizo Central y el paisaje montañoso de la zona de Lyon, con sus pueblos tranquilos y sus verdes colinas, Beaujolais es perfecta para alejarse del bullicio de la ciudad y disfrutar del encanto apacible de villas medievales, castillos, capillas…
La zona de Pierres Dorées toma su nombre de las piedras calizas de color dorado que se usaban antiguamente para construir casas, iglesias y castillos, que reflejan la luz del sol e iluminan el paisaje. Aquí encontramos encantadores pueblos como Oingt, con sus casas empedradas y sus casas de entramado de madera; Jarnioux y su castillo de seis torres, Charnay y el castillo de Mansarde, el pueblo colgado de Ternand, el castillo de Montmelas-Saint-Sorlin (imponente fortaleza del siglo XVIII, ofrece visitas guiadas que permiten explorar su interior y admirar su jardín de estilo francés) o el de Rochebonne de Theizé, la iglesia de Bagnols… Pérouges es un pueblo fortificado con una arquitectura medieval magnífica, callejuelas adoquinadas y una interesante plaza central.
Otros destinos que considerar: los miradores de Mont Brouilly o Chiroubles ofrecen una vista única de los viñedos y de la región. Y Hameau Dubœuf, en Romanèche-Thorins, es un parque temático dedicado al vino. Se puede visitar el Museo del Vino, recorrer los viñedos en el tren turístico y disfrutar de degustaciones.