Xurxo Alba

Descubre su proyecto en Galicia

Xurxo Alba (Castrelo, Cambados, 1975) no viviría en un sitio donde no haya mar. Tan presente está en su vida y en sus vinos (si es que se puede separar una cosa de la otra) que hasta figura en el nombre de su personalísimo proyecto, Albamar, unido a su apellido y la variedad con la que trabaja en un juego de palabras. Xurxo estudió Viticultura y Enología e Ingeniería Agrícola (especialidad en Industrias Agroalimentarias) a finales de los 90 y trabajó en un laboratorio entre los años 2000 y 2013, labor que compaginó con Albamar desde su puesta en marcha, en 2006. 

ENTREVISTA A XURXO ALBA - JULIO 2022

 

¿Cómo nace tu proyecto?

El proyecto nace en 2006. Yo hice Viticultura y Enología y, después, empecé a trabajar en un laboratorio en el que vendíamos productos enológicos, hacíamos análisis de vinos, etcétera. La curiosidad, o las ganas de hacer las cosas de otra manera, me decidieron a dar la bodega de alta. Mis padres ya elaboraban su vino, pero hacían un mercado muy local, y con la suerte de tener a mis padres, di el salto de empezar un nuevo camino, diferente, intentando ser lo más respetuoso posible tanto en la elaboración como en la viña.

 

Háblanos de tu bodega: su paisaje, su filosofía, sus vinos…

Estamos rodeados de mar, y montaña al mismo tiempo. Es un paisaje maravilloso y con unas condiciones climatológicas que nos permiten tener vinos muy frescos y no demasiado alcohólicos. La DO existe desde 1987. Hace 20-30 años era impensable salir al mercado con los vinos que tenemos aquí, con unas acideces brutales y poca estructura, porque en aquella época se buscaban vinos con más extracto, más cuerpo, más alcohólicos. Yo creo que por eso se trabajaban los vinos, se desacidificaba, etcétera, algo con lo que no estoy de acuerdo. Por eso, intentamos –bueno, no lo intentamos, ¡lo hacemos!– respetar las características y los parámetros que nos entregan este suelo (granito básicamente) y esta climatología, y no estropearlo. Buscamos identidad de todo este paisaje, este suelo y este clima, que da vinos muy frescos, ligeros, con una intensidad aromática bastante alta, que es una de las características de la variedad que trabajamos, respetando lo que nos da el suelo, lo que nos da el clima. Esta es la filosofía clara y contundente que tenemos en esta casa. Nuestra meta, en definitiva, es embotellar un paisaje y que esa botella tenga identidad con la uva, el suelo, el clima, la zona…

 

Buscamos identidad de todo este paisaje, este suelo y este clima, que da vinos muy frescos, ligeros, con una intensidad aromática bastante alta, que es una de las características de la variedad que trabajamos

 

Elaboras muchos vinos con albariño (Albamar, Pai, O Sebal, Alma de Mar, Pepe Luis, 69 Arrobas…), ¿qué destacarías de esta variedad? 

Es una variedad con mucha potencia y vitalidad, con mucho que decir. Como esas personas con energía para comerse el mundo y crear multitud de cosas. Destacaría su energía y su poder de demostrar muchas cosas y muy diferentes.

 

¿Cómo se expresa en cada vino?

Es una variedad que, con poco que tú aportes, el vino cambia muchísimo. Te da perfiles totalmente diferentes dependiendo de si hace maloláctica, si no la hace, si trabajas lías, si no las trabajas, si es un suelo de granito o de arcilla, si haces crianza en madera o en acero inoxidable… En otras zonas no ocurre, pero aquí sí. Por ejemplo, Albamar y Pai. En Albamar bloqueamos la maloláctica, no hay esa segunda fermentación, jugamos con madera y acero inoxidable y buscamos un perfil mucho más dinámico, más vertical, más de gluglú y más autenticidad con el clima, la variedad y el paisaje que nos rodea, que aporta esa frescura y esa verticalidad. En Pai jugamos con la maloláctica y más aporte de madera para suavizar un poco esa energía y verticalidad y buscar un corte con más equilibrio; que la acidez siga ahí y esté presente, pero no marcada; que el vino no pierda frescura, y no sea un cuchillo. Estamos hablando de la misma variedad, el trabajo es mínimo y ofrece dos perfiles muy diferentes. Albamar es mucho más crujiente y vertical y Pai es mucho más ancho y glicérico.

La albariño es una variedad con mucha potencia y vitalidad, con mucho que decir.

 

¿Cómo se cuida esta expresión en el viñedo y en la bodega?

En el viñedo, siendo lo más respetuosos posible. Tenemos la parte bonita, que es la acidez que tenemos de forma natural, que es maravillosa. La parte negativa, que es muy difícil cuidar la viña de forma natural, porque hay humedades altísimas, las temperaturas son moderadas y todo tipo de hongos están en su salsa. Tratamos de ser respetuosos haciendo una viticultura convencional, intentando arriesgar y estando muy encima de la viña. En bodega, no utilizamos levaduras seleccionadas ni enzimas; simplemente sulfuroso y bentonita, que es un clarificante natural, y no en todos los vinos. Con eso, creo que se respetan mucho las características que nos aportan este suelo, el clima, el paisaje…

 

¿Cuál es tu primer recuerdo vinculado al vino?

Mi primer recuerdo vinculado al vino es de pequeño, pisando las uvas con mis padres de pequeño –ellos ya elaboraban–. Eso e ir a vendimiar con mi abuelo.

 

¿Qué es lo que más te gusta del mundo del vino?

Del mundo del vino me gusta todo. No sé si es algo de lo que presumir o supertriste, pero no tengo más vida que esta y estoy encantado. Haces grandes amigos, viajas y vas conociendo todo el mundo... Además, está muy unido a la gastronomía. Si te gusta comer y beber, y a mí me encanta, te aporta ese conocimiento que te hace disfrutar de cosas a las que antes no dabas tanta importancia. Hay una gran diferencia entre comer por comer y disfrutar comiendo. Es como el que trabaja de abogado o de carpintero porque es su trabajo, pero no lo disfruta. Yo tengo la suerte de que lo que me da de comer, en este caso mi trabajo, es mi pasión. Entonces, ¿qué más se puede pedir?

 

Cuéntanos un deseo o sueño hecho realidad.

Siempre soñé con tener una bodega y disfrutar de lo que estoy disfrutando ahora, así que para mí es más que suficiente. El deseo es que siga así.

 

¿Tienes algún nuevo proyecto en mente?

Este año hemos sacado un espumoso elaborado por el método ancestral. Además, estamos plantando más en una viña que es preciosa. Este es el proyecto de vida con el que creo que ya me puedo morir feliz. 

 

 

 

 

 

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