Victoria Ordóñez

Descubre sus vinos de la Axarquía malagueña

Doctora en Medicina, vinculada al mundo del vino desde la infancia, Victoria Ordóñez inicia su proyecto personal en 2015, decidida a recuperar la histórica vitivinicultura de la ciudad de Málaga. La bodega, 600 m2 y capacidad hasta 50.000 litros, se encuentra en la capital malagueña y está preparada para elaboraciones de tipo artesanal, según el modelo de ‘vinos de garaje’.

ENTREVISTA A VICTORIA ORDÓÑEZ - MARZO 2023

¿Cómo nace tu pasión por el vino?

El vino ha estado siempre muy presente en mi familia, ya que mi padre era distribuidor de vinos españoles de alta gama. Aunque yo me dedicaba a la medicina, en 2004 entro en el mundo del vino movida por mi interés en contribuir, de alguna manera, a recuperar la grandeza de la historia de los vinos de Málaga. Debe ser también porque, como malagueña que soy, el vino forma parte de mi ADN.

 

¿Qué te lleva a poner en marcha el proyecto?

Este en concreto es un proyecto muy personal que inicié en 2015 con un propósito muy definido: recuperar el “vino malagueño” o “Málaga”, que los ingleses llamaban mountain wine y los franceses Vin de Málaga. Es un vino de elaboración natural, blanco seco de la variedad malagueña por excelencia, la pedro ximénez, que en Málaga toma el nombre pero ximén. Actualmente, además de esta variedad, elaboramos moscatel, cabernet sauvignon, syrah y petit verdot. El otro objetivo del proyecto es recuperar uno de los terroirs más importantes de Europa hasta finales del siglo XIX, que son los Montes de Málaga, un conjunto montañoso de 1.000 m de altitud que rodea, como un anfiteatro, el puerto de Málaga.

 

¿Cuál era tu experiencia previa?

Debuté en el mundo de las elaboraciones en 2004 en la Axarquía malagueña, elaborando vinos dulces junto a Alois Kracher. Y, posteriormente, acompañando también a mi hermano Jorge en elaboraciones en Rías Baixas, Valdeorras, Calatayud, Rueda, Toro, Alicante, etcétera. En todos estos proyectos he tenido la ocasión de aprender de algunos de los mejores enólogos del mundo.

 

 

Es una bodega pequeña y familiar, de elaboraciones artesanales y producciones limitadas. La historia de la bodega se basa en la historia del vino Málaga o vino malagueño o mountain wine, cuyas elaboraciones más naturales dieron fama a Málaga

Cuéntanos un poco más sobre la bodega: su historia, su paisaje…

Es una bodega pequeña y familiar, de elaboraciones artesanales y producciones limitadas. La historia de la bodega se basa en la historia del vino Málaga o vino malagueño o mountain wine, cuyas elaboraciones más naturales dieron fama a Málaga, con anterioridad al surgimiento de sus vinos generosos. El último gran elaborador de estos vinos naturales de los Montes de Málaga fue el tío de Picasso, Baldomero Ghiara, que hacía vinos blancos secos de pedro ximénez con 4 años de barrica, exactamente igual a como elaboramos nuestro Voladeros Ghiara.

Los Montes de Málaga se asoman al Mediterráneo, desde sus escarpadas pendientes de viñas, a partir de los 850 y los 1.000 m de altitud. El paisaje es montañoso, de viticultura heroica vertical, es decir, sin terrazas, donde no entra ni el arado.

El suelo de los Montes de Málaga es único: un mosaico de multitud de minerales, fósiles marinos y magma volcánico con 600 millones de años de antigüedad.

Los viñedos son pequeños y dispersos, centenarios la mayoría y alguno prefiloxérico. La cepa crece, directamente, sobre la roca madre en unas condiciones extremas en cuanto a pobreza de suelo y escasez de agua. El paisaje es de una gran belleza.

En la bodega elaboramos blancos como La Ola del Melillero, Voladeros o Monticara y tintos como Camarolos y Martí-Aguilar.

 

¿Cuál es el ‘sello Victoria Ordóñez’ en tus vinos?

A decir de nuestros clientes, el ‘sello Victoria Ordóñez’ es frescura, fineza y elegancia. Yo lo que busco es aplicar todo mi conocimiento, mi experiencia y mi tiempo a la búsqueda de la máxima calidad y expresión de un terroir, que es único. Por tanto, son vinos con mínima intervención, lo que requiere de unas elaboraciones extremadamente limpias, controladas y cuidadas. El resto me lo da el terroir.

La biodinámica que trabajamos está a la altura xxx xxx xxx

 

Háblanos de uno de tus vinos.

 

Voladeros es el alma del proyecto, el vino que conceptualicé antes de empezar el proyecto: es un pero ximén puro, procedente de un viñedo prefiloxérico que estaba considerado desde el periodo nazarí hasta mediados del siglo XVIII como el mejor viñedo de Málaga. Se trata de Santo Pitar, un cerro de más de 1.000 m de altitud. Se elabora solo con el mosto flor, fermentado en barrica y tiene una crianza sobre lías de unos 10 meses. Para mí este vino encarna los valores de la tradición, actualizado con el conocimiento y los medios disponibles en el siglo XXI. Muy seco, muy serio, representa la recuperación de los vinos malagueños que hicieron historia en Europa.

¿Qué es lo que más te gusta del mundo del vino?

Lo que más me gusta es lo que tiene de artístico, de creativo, todo el proceso de transformación, que empieza en la viña y acaba en una botella sobre una mesa, donde un grupo de personas celebran, tal vez, un acontecimiento familiar. El recorrido para llegar hasta allí es larguísimo y emocionante. El vino no solo quita la sed: une a las personas y va muy unido a la celebración de momentos felices.

 

Una lección valiosa que hayas aprendido en el mundo del vino.

La paciencia, todo a su tiempo. La naturaleza tiene sus tiempos, que hay que respetar y los vinos son seres vivos muy sensibles, que también piden paciencia y mucho respeto.

 

Un personaje del mundo del vino que te inspire. 

Siempre tengo presente a Alois Kracher, del que aprendí toda la base de lo que hago hoy. Pero no puedo dejar de mencionar a otras personas a las que admiro: Concha Vecino de Bodegas Nekeas, Maite Esteve de Vins El Cep y recientemente tuve el privilegio de conocer a Elena Adell de Campo Viejo, cuyo recorrido profesional me impresionó muchísimo.

 

 

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