Vinos de IGP Terre Siciliane

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La DO vinos de IGP Terre Siciliane

Los vinos sicilianos nacen durante el período de dominación griega que se remonta más allá del siglo VIII a.C. Se ve que los colonos helenos necesitaban ahogar las penas con vino tras dejar su hogar, y plantaron miles de cepas por toda la isla. Desde ese momento histórico hasta nuestros días, estos vinos han pasado por numerosos vaivenes.

En la actualidad están recuperando el prestigio perdido por tantos años de producciones masivas de poca calidad. Ahora Sicilia nos entrega unos vinos de marcado carácter mediterráneo, muy del gusto español. Es más, muchos expertos asemejan estos vinos a los de las Baleares, y es que entre almas mediterráneas anda el juego.

Durante muchas décadas Sicilia tuvo fama vinícola en toda Europa gracias a su vino de Marsala, un fortificado elaborado al estilo de los vinos de Jerez, Oporto y Madeira, que fue muy celebrado durante décadas por la alta sociedad, sobre todo de los países anglosajones. Este vino fue perdiendo protagonismo con el paso de los años y arrastró en su caída al resto de vinos sicilianos que pasaron a ser usados en muchas ocasiones como graneles para rellenar producciones de otras regiones italianas, sobre todo del norte.

Entre las uvas más reconocidas del panorama de los vinos tintos sicilianos hay una que brilla con luz propia, la Nero d’Avola, pero no podemos dejar de prestar atención a otras como Aglianico, Fiano, Frappato, Nerello capuccio, Nerello mascalese, y Perricone. Entre las variedades blancas autóctonas encontramos Catarratto, Grecanico dorato, Grillo, Inzolia, Malvasia delle Lipari y Moscato di Panteleria.

Desde finales de la década de los 80 del siglo pasado, algunos jóvenes vitivinicultores comenzaron a dar valor a sus vinos elaborando blancos y tintos pegados a las raíces y buscando una menor producción en favor de la calidad.