

En los montes que rodean Finca Torremilanos, en la prestigiosa Ribera del Duero, se encuentra un viñedo singular que da vida al vino más delicado de la bodega: El Roble Viejo. En este artículo, Pilar de Haya, responsable de Eventos y Empresas de Lavinia, comparte su visión más personal del vino Roble Viejo. Un vino de Ribera del Duero que representa la esencia de la tradición y la innovación vitivinícola de una de las bodegas más icónicas de la región.
Historia de Finca Torremilanos
Fundada en 1903 por Calisto Seijas Ruiz-Zorrilla en el Monte de Torremilanos, Finca Torremilanos es la segunda bodega más antigua de Ribera del Duero, solo superada por la emblemática Vega Sicilia. En 1975, pasa a la familia Peñalba López, marcando el inicio una nueva era de excelencia vitivinícola en la Ribera del Duero. De hecho, Finca Torremilanos será una de las bodegas fundadoras de la denominación de origen, fundamental asimismo en el desarrollo y prestigio de esta.
La familia Peñalba López ha destacado por preservar la tradición vinícola regional y por innovar con prácticas agrícolas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. El compromiso con la viticultura ecológica y biodinámica es una de las señas de identidad de la bodega, dirigida en la actualidad por el enólogo Ricardo Peñalba, segunda generación. En 2015, todos los vinos de Finca Torremilanos obtuvieron la certificación biodinámica Demeter, un reconocimiento al esfuerzo por preservar el entorno natural y fomentar la sostenibilidad en el viñedo.
Más que un vino tinto ecológico
El Roble Viejo es más que un vino tinto ecólogico, porque la biodinámica va más allá de ser un método agrícola: es una concepción de la tierra como un organismo vivo, incorporando prácticas ancestrales y respetando los ritmos naturales del cosmos. Esta filosofía se basa en prácticas profundamente arraigadas en la agricultura ancestral, como la creación de abonos naturales, el trabajo según las fases lunares o la integración de animales en el viñedo.
La biodinámica ha transformado la viticultura al priorizar la salud del suelo y la conexión con el entorno natural. El creciente interés mundial por esta concepción holística de la vitivinicultura refleja su prestigio entre los conocedores que buscan la excelencia: ejemplos renombrados como Romanée-Conti y Leflaive en Borgoña, châteaux como Pontet-Canet en Burdeos o champagnes como Fleury y Louis Roederer son testigos de esta tendencia. En España, figuras como Peter Sisseck (creador de Pingus en Ribera del Duero), Comando G y Ricardo Pérez (en colaboración con su tío Álvaro Palacios en El Bierzo) han adoptado estas prácticas biodinámicas y han promovido la sostenibilidad e integración con el ecosistema, estableciendo granjas como creadores de una sinfonía universal.
Origen y elaboración de El Roble Viejo
El corazón de El Roble Viejo reside en un viñedo único, con más de 90 años de antigüedad y situado a 850 metros sobre el nivel del mar. Esta parcela, conocida como Roble Viejo, se distingue por un suelo de cascajo en superficie, arenas en profundidad y arcillas muertas, características que confieren al vino una mineralidad única. Aquí, las variedades de uvas tempranillo (84%), garnacha (13%) y albillo (3%) alcanzan su máxima expresión, capturando la esencia del terruño.
El vino tinto Roble Viejo es el resultado de un proceso artesanal de elaboración que se realiza con gran cuidado para respetar la calidad de la uva. Tras una meticulosa selección manual, la uva fermenta en depósitos de hormigón, seguida de la fermentación maloláctica en los mismos depósitos. Después, el vino se trasiega, el 60% en depósitos de hormigón y el 40% en barricas de roble francés de 225 litros, fabricadas en la propia tonelería de la bodega. Tras una crianza de 14 meses, el vino se embotella sin filtrar, preservando su carácter auténtico y natural.
Características de El Roble Viejo
Notas de Cata
El Roble Viejo 2018 es un vino tinto de color rubí profundo, con un perfil aromático muy expresivo. En nariz, se aprecian notas de frutos rojos maduros, especias suaves y un sutil toque mineral que refleja la influencia del suelo característico del viñedo. En boca, el vino es equilibrado y sedoso, con taninos bien integrados y una acidez refrescante que invita a seguir disfrutándolo. El final es largo y persistente, dejando recuerdos de frutas maduras y un elegante matiz de roble que añade complejidad y profundidad.
Maridaje Perfecto
El vino Roble Viejo es ideal para acompañar platos de carnes asadas, guisos de caza, legumbres estofadas y quesos curados, aunque animo a romper las reglas en la elección de maridajes, ¡siempre! La versatilidad de este vino permite disfrutarlo en una amplia variedad de situaciones y comidas.
Si bien aún no ha alcanzado la fama de algunos de sus contemporáneos, El Roble Viejo es un vino para seguir de cerca. La certificación biodinámica y la cuidadosa elaboración artesanal lo posicionan como un vino con potencial para destacar en las mejores guías y competiciones internacionales.
Vino Roble Viejo: un vino para disfrutar con todos los sentidos
Para mí, El Roble Viejo va más allá de ser un vino que busco cada año: cada sorbo no solo me inspira, sino que también me conecta con el profundo respeto y amor por la tierra que encuentro en copa.
Invito a los amantes de la Ribera del Duero a compartir este maravilloso tesoro y, si tienen la suerte de conseguir una de las poco más de 1.000 botellas que se elaboran –es un vino de producción limitada–, disfrutarlo con aquellos que también valoran los grandes vinos, ya sea en buena compañía o para cerrar negocios importantes. ¡El ambiente será inmejorable!
Si ese momento no ha llegado aún, estoy segura de que en los próximos 10 años encontrarán la excusa perfecta... y El Roble Viejo 2018 seguirá en plena forma entonces.


Esperamos que este artículo sea de utilidad y que encuentres información valiosa sobre El Roble Viejo en el profundo análisis de Pilar de Haya. No dejes pasar la oportunidad de comprar ahora El Roble Viejo y disfrutar de la elegancia de este tesoro de la Ribera del Duero. ¡Salud!