Cena de Navidad: los mejores vinos en tu mesa

Cena de Navidad: los mejores vinos en tu mesa
12 de diciembre de 2024 64 visualizaciones
Cena de Navidad: los mejores vinos en tu mesa
Cena de NavidadCena de Navidad

La Navidad es la excusa perfecta para disfrutar del vino en la mejor compañía. En estas fiestas, nos reunimos para compartir momentos especiales, celebrar tradiciones y, por supuesto, saborear toda suerte de manjares. Una cena navideña bien preparada no solo deleita el paladar con recetas navideñas cuidadosamente preparadas, sino que también nos ofrece la oportunidad de maridar estos manjares con vinos excepcionales que realcen los sabores de cada plato. Una mesa festiva, con sus deliciosos menús, merece etiquetas a la altura del momento. Sigue leyendo, ¡te contamos cómo hacer de tus cenas un auténtico éxito y a escoger los mejores vinos para acompañar cada plato!

La tradición del vino en la cena de Navidad

En España, el vino ha sido una parte fundamental de las celebraciones navideñas durante siglos. Desde la Edad Media, el vino acompañaba las festividades religiosas, y con el tiempo se integró en la mesa de Navidad como un símbolo de abundancia y alegría. Durante siglos, el vino en España no solo ha servido para acompañar la comida, sino que también ha sido un acto ritual, especialmente en regiones como Rioja, Ribera del Duero o Jerez, que siguen siendo pilares de la cultura vinícola española.

Acompaña tu mejor receta de Navidad con un buen vino

Elegir el vino adecuado puede marcar la diferencia en la mesa. La Navidad es un momento ideal para atreverse: descubrir denominaciones menos conocidas, abrir esa botella que has reservado para una ocasión especial o experimentar con maridajes que desafíen lo convencional.

El vino no sigue reglas estrictas: es un juego de armonías y contrastes. Entender las características de cada plato y buscar el equilibrio con el vino puede convertir la cena de Navidad en una experiencia inolvidable.

Vino tinto

Más allá de los tópicos, los vinos tintos ofrecen un universo de posibilidades. Para platos ligeros, como aves o pastas, los tintos jóvenes o criados en acero inoxidable aportan frescura y fruta sin dominar el equilibrio del plato. Si buscas un maridaje que ensalce sabores complejos, opta por tintos estructurados, criados (o incluso fermentados) en barricas o grandes fudres, que añaden capas de profundidad y taninos, generalmente, más pulidos.

Un ejemplo sublime es el diálogo entre un Barolo y un plato con trufa: sus notas de sotobosque se entrelazan en un juego aromático perfecto. También puedes atreverte a romper el maridaje tradicional: considera un tinto frutal como un monovarietal de pinot noir con pescados grasos como el rodaballo a la parrilla, ¡es una gran combinación!

Vino blanco

A menudo relegado a un segundo plano, el vino blanco puede ser igual de protagonistas en tus cenas o comidas de Navidad. Los blancos con barrica o criados sobre lías son perfectos para recetas más contundentes, mientras que los blancos frescos y elegantes realzan platos de sabores delicados. Los vinos atlánticos, como los de Rías Baixas o Portugal, son un maridaje ideal para mariscos, aunque en Francia, por ejemplo, un clásico es combinar Chablis con ostras. ¡Quizás sea una buena oportunidad para probar algo nuevo! Los vinos de Jerez, como el fino, la manzanilla o el amontillado, suelen ser compañeros ideales para el jamón ibérico o quesos curados, así que te recomendamos tenerlos siempre en tu radar.

Vino espumoso para brindar... y mucho más

El espumoso es el comodín gastronómico por excelencia y, por supuesto, mucho más que una bebida para el brindis. Un buen cava, champagne, crémant o prosecco puede acompañar desde los entrantes hasta los platos principales. Su acidez y burbuja limpia equilibran grasas y texturas, mientras sus aromas sutiles y elegantes acompañan a la perfección tus platos sin enmascararlos. Por ejemplo, un cochinillo asado marida perfectamente con un champagne: su frescura y efervescencia cortan la grasa, mientras que sus notas de levadura, cítricos y frutos secos complementan el plato de maravilla. No te olvides de incluir en tus menús los espumosos rosados, ya que suelen ser la opción más gastronómica y versátil.  

Consejos para organizar una cena de Navidad perfecta

La organización es clave para una celebración sin estrés, y la planificación del vino juega un papel fundamental en la creación de una experiencia perfecta. Te damos algunos consejos para que tu cena navideña salga a pedir de boca, literalmente.

Cómo planificar tus vinos para Navidad

Los días previos

La organización previa es esencial para garantizar una celebración sin contratiempos. Asegúrate de haber seleccionado con antelación los vinos adecuados para cada plato, y verifica que las botellas estén en perfecto estado. Los tintos y blancos deben almacenarse tumbados para mantener el corcho húmedo, mientras que los espumosos, por su parte, se conservan mejor de pie, lo que ayuda a evitar cualquier alteración por la presión interna. Almacénalos en un lugar oscuro y fresco, con el menor contraste de temperaturas posible. Si no cuentas con una cava o vinoteca, evita espacios como la cocina y opta por guardarlos en un armario o alacena.

No olvides contar con suficientes copas para el número de comensales. Opta por copas amplias para los tintos y más estrechas para los blancos. Para los espumosos, te animamos a leer nuestro artículo 'Cómo escoger copas de champagne'. Si prefieres una opción más versátil, una copa universal de buen tamaño también es adecuada para casi todos los vinos. No descuides los accesorios: un buen sacacorchos, decantadores para vinos con sedimentos o que requieran oxigenación, fundas enfriadoras o cubiteras son fundamentales para mantener la temperatura de blancos y espumosos. Por último, asegúrate de contar con opciones para los que no beben alcohol.

Las horas previas

Piensa en la evolución de la velada. Si optas por varios platos y tipos de vino, organiza el orden de las botellas para que cada vino complemente el anterior.  

Sirve los vinos tintos entre 14 y 16 °C. Recuerda que "la temperatura ambiente" era la temperatura ambiente… ¡de la Edad Media! Puedes enfriarlos durante 30 minutos antes de su descorche en la nevera o, si dispones de una terraza o salida al exterior, sacarlos unas horas antes. Si tus vinos requieren oxigenación, asegúrate de dejarlos respirar durante al menos una hora antes de la cena. Dependiendo del tipo de vino y su añada, puedes optar por simplemente dejarlos abiertos sin el corcho, airearlos con ayuda de un decantador o jarra o decantarlos para separar sedimentos y oxigenarlos con cuidado si se trata de añadas muy antiguas.  

Para los espumosos, imprescindible enfriarlos antes. Una cubitera con hielo y agua (hasta la mitad) suele ser la mejor opción, ya que logra enfriar los vinos en un tiempo récord de 15 a 20 minutos. Si prefieres la nevera, el proceso será algo más largo, aproximadamente de 2 a 4 horas. Eso sí, ¡no olvides tus espumosos en la nevera o la cubitera o sus aromas perderán intensidad! La temperatura ideal para servir un vino espumoso generalmente es entre 6 y 8 °C.

Para los blancos, sírvelos entre 8 y 14 °C (a mayor cuerpo, generalmente, mayor temperatura) para apreciar su frescura y aromas. Enfríalos en nevera durante 2 horas o en cubitera con hielo durante 10-15 minutos. No suelen ser vinos que requieran decantación, pero abrir la botella 15 minutos antes puede ayudar a liberar los aromas, especialmente si se trata de un blanco con crianza.

En general, evita el congelador, ya que este sistema puede dañar la botella y el vino. Durante el servicio, una cubitera con hielo mantendrá la temperatura perfecta, aunque una funda enfriadora siempre es de gran ayuda.

Si tienes dudas sobre la cantidad de vino que necesitarás, calcula aproximadamente una botella por cada tres personas, ajustando, por supuesto, este número a los hábitos de tus comensales y la duración de la comida.

Ideas creativas para la perfecta cena de Navidad 

Este año, en lugar de que el vino gire en torno a la comida, ¿por qué no darle la vuelta a la idea? Puedes proponer una cena en la que el vino sea el protagonista, y los platos se adapten a él.  

Por ejemplo, elige una selección de vinos con características muy definidas (como un tinto de Rioja con madera muy marcada, un espumoso muy aromático de la DO Cava o un vino dulce de Jerez) y diseña el menú para que complemente la complejidad de cada botella. Asegúrate de que cada plato resalte los matices del vino, pero sin opacarlos.  

Otra opción es organizar una pequeña cata durante la cena. Puedes introducir cada vino con una breve explicación sobre su origen, su proceso de elaboración y sus características. El vino puede ser un gran hilo conductor de la conversación, y una breve introducción sobre cada botella invita también disfrutarlo con una mayor apreciación. 

La Navidad es una oportunidad para celebrar la vida, la familia y los momentos compartidos. Incorporar el vino como parte de estas celebraciones eleva la experiencia, añadiendo un toque de sofisticación y calidez a la mesa. Ya sea un tinto con carácter, un blanco elegante o un espumoso vibrante, cada elección puede convertirse en una experiencia sensorial inolvidable. Atrévete a experimentar, comparte historias alrededor de cada copa y recuerda que lo más importante no es la perfección, sino el disfrute en buena compañía. Si necesitas inspiración para tus cenas navideñas, en nuestra Boutique de Navidad encontrarás más de 200 propuestas para acompañar tus menús. ¡Salud y felices fiestas!

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